domingo, 11 de julio de 2010

Los milagros sí existen

Como lo dije en la entrada anterior, estoy nuevamente en París por unos meses. Resulta que estoy yendo a bailar más que el año pasado. Esta última semana, fui tres veces. Una a Milonga Florida, que ya conocía, el martes a L'Echiquier y anoche a Le Chantier (ya vendrán descripciones al respecto).

Y después de mucho mirar, mucho embolarme y bailar algunas tandas olvidables en momentos de masoquismo puro, pues he dado con dos varones que merecerían ser argentinos: Sylvain y François.

Ambos, con un abrazo hermoso, suave, una marca ligera, apenas insinuada y sin embargo clarísima, dejándome libre de mis movimientos. Ambos, bailando al piso, tranquilos, sin hacerse los helicópteros fantásticos ni abrir el abrazo sin justificación. Ambos, musicales y en estilo. Y ambos, respetando las pausas, los silencios, los murmullos de la música.

Y me recordó lo esencial del tango, que los principiantes (yo también pasé por ahí) y los extranjeros tardan tanto en entender (a veces directamente nunca lo entienden): el tango no es una acumulación frenética de pasos. El tango no es una disciplina acrobática. El tango no es un concurso de virtuosidades.

El tango es abrazo. El tango es música. El tango es conexión.

Nada más, y nada menos. Y en mis solitarias estancias parisinas, no se trata de que el nivel sea bajo en comparación con Buenos Aires. Se trata de que muy, pero muy poca gente entendió esto. Prefiero mil veces bailar con un principiante que asimiló esas cosas y se limita a caminar durante todo el tango, pero sintiendo la música, el abrazo, y la conexión, antes que con un "profesional" que me marca cuatroscientos mil pasos en abrazo abierto y baila de la misma forma un D'Arienzo que un Di Sarli o un Canaro.

De más está decir que tengo los números de teléfono de Sylvain y François para combinar con ellos la próxima vez que salga a milonguear...

5 comentarios:

francisco dijo...

"un abrazo hermoso, suave, una marca ligera, apenas insinuada y sin embargo clarísima..., musicales y en estilo,respetando las pausas, los silencios, los murmullos de la música"

Llegué a pensar que sutileza y claridad en la marca eran incompatibles. Ya veo que no.

Que lindo eso que has escrito!

unamilonguera dijo...

Al contrario, francisco. Todo reside en esa contradicción: que la marca sea a la vez suave y clara. Pocos lo logran. No quiero ni imaginarme la dificultad técnica para llegar a eso.

edutango1 dijo...

"Se limita a caminar todo el tango"... Es curioso... yo pienso que las personas primero pasan por todo tipo de movimientos y figuras corporales en la búsqueda de su tango hasta que finalmente entienden que la cosa pasaba por "caminar". Algo que parece sencillo y sin embargo, juzgo lo más difícil de aprender. A mi, por ejemplo, cuando hay poco espacio, me gusta caminar en pequeños círculos, no girar sobre el eje, como hace la mayoría y no siempre se encuentra una mujer preparada para seguir esta caminata. Ciertos enseñante como Susana Miller, Schapira, Cacho Dante y otros, que basan su enseñanza en el caminar, tienen a sus alumnos caminando durante años para lograr la marca y postura necesarias. Es para mi muy interesante leer este blog, sobre todo porque su creadora es "Virutera" y yo voy a las milongas "tradicionales". Me viene muy bien para tratar de entender otra mirada sobre el tango. Saludos. Edu

Una Milonguera dijo...

Hola Edu. Gracias por tu comentario. Demás está aclarar que lo mío era la expresión de un anhelo. Efectivamente, los principiantes tienden a hacer muchos pasos y a intentar cosas muy delirantes, por miedo a que la mujer se aburra, o no sé bien por qué, hasta que finalmente captan lo que es la esencia del tango, el buen caminar.

Pero por eso les digo a los principiantes: prefiero bailar con principiantes que simplemente se dediquen a caminar, antes que con profesionales que me marcan 10.000 figuras. Era para alentarlos a que se calmaran en la pista, no el reflejo de la realidad...

Por lo demás, he evolucionado muchísimo entre el momento en que abrí este blog, y ahora. Ahora en Buenos Aires, prefiero milongas de barrio antes que la Viru. Pero termino yendo siempre ahí de todas maneras, porque queda cerca de mi casa (si tengo que tomar un colectivo, me embola y no salgo) y está abierta hasta muy tarde los fines de semana, siempre tengo a amigos ahí y me sigue gustando el lugar, qué se le va a hacer... ¡Soy fiel!

edutango1 dijo...

Milonguera querida, me parece estupendo que mantengas tu fidelidad al lugar donde maduró tu tango! Hay algo que admiro en las personas de La Viruta: Generan grupos unidos que se trasladan en bloque a otras milongas, con lo cual tienen el baile asegurado, algo que los milongueros (casi todos individualistas) no hacemos y por ello, más de una vez, donde no nos conocen, tenemos que mirar de afuera como bailan los demás. Ni pensar que alguien de ese grupo nos pueda siquiera tener en cuenta!
Tengo, además, otro impedimento a superar: Amo ir a bailar con traje aún con 35 grados, y en algunos sitios me siento como chupete en el ombligo, no sólo porque la mayoría viste ropas sutiles, sino porque además visten con gran sencillez. No lo juzgo mal, pero esto hace que me vea muy diferente y siento que me juega en contra. Tal vez por eso he desistido de ir a La Viruta aunque como vos, vivo muy cerca. Voy los miércoles por la tarde al Canning, y ahora descubrí la milonga Yira Yira en La Nacional los viernes por la noche (estaba yendo a La Leonesa), variada, con buena onda y buen nivel.
Ojalá que siendo vecinos, además de bailarnos algún tanguito, alguna vez podamos tomarnos un cafecito (Podría ser en Villa Malcolm) para hablar de tango. Me encanta escuchar opiniones de gente que ronda las milongas. Un abrazo milonguero. Edu