sábado, 11 de octubre de 2008

Códigos de la vida y códigos de la milonga

Un amigo extranjero vivió una escena un poco tensa la otra noche en Salón Canning. Para los que desconocen este lugar, se trata, en todo caso a mi entender, de una milonga "intermedia": ni muy-muy, ni tan-tan.

Es decir, ni muy-muy moderna, ni tan-tan tradicional. Se suele usar el cabeceo, pero no de manera exclusiva como en otros lugares como Sunderland. El ambiente es un poquito menos acartonado, pero se suelen respetar los códigos tradicionales de la milonga, tanto en la pista como fuera de ella.

Ese amigo baila tango bastante bien, desde hace bastantes años. Le gusta mucho Salón Canning y tiene entendido que allí se puede sacar por cabeceo o invitando directamente.

Esa noche, se acercó a una mesa donde se encontraban tres chicas, todas extranjeras. Preguntó a una de ellas: "¿Querés bailar?"

A lo cual la chica, que visiblemente no quería ser sacada de esa manera, respondió muy secamente, casi sin mirarlo: "No". Y siguió hablando con sus amigas.

Mi amigo, lógicamente, se sintió un poco ofendido por ese trato tan descortés. Se acercó nuevamente a ella y le dijo: "No 'gracias', al menos, ¿no?"

Siguió una conversación en la que ella le explicó que sólo respondía al cabeceo y que no le gustaba que la invadieran de esa manera. Mi amigo replicó que le habían explicado que en Salón Canning se usaban las dos maneras de sacar a bailar. Menos mal, lograron seguir charlando y finalmente la chica aceptó bailar con él y reconoció que habría sido una pena perdérselo.

Mi amigo me contó la anécdota con un tono bastante escandalizado. Al principio defendí la postura de la chica, después lo defendí a él, luego volví a la de ella... y no logré tomar una posición tajante a favor o en contra de uno u otro.

Esa chica, por más extranjera que sea, defiende a rajatablas los códigos del cabeceo. Considera que alguien que viene de afuera (de afuera del país o de afuera de la milonga) tiene, mínimamente, que conocer esos códigos. En efecto, cuando por ejemplo llegamos a un país que tiene costumbres distintas a las nuestras, en general tratamos de enterarnos de antemano cuáles son esas costumbres y, si no aplicarlas, al menos tratamos de respetarlas y no violarlas.

En la milonga pasaría lo mismo: según esa chica, lo mínimo que podía hacer mi amigo era adaptarse a los códigos existentes y respetarlos.

Pero mi amigo creía que en Salón Canning, las dos formas de sacar a bailar eran válidas. Que no habría hecho lo mismo en Sunderland o en La Baldosa. Y, sobre todo, considera que las reglas de buena educación (saludar, decir "por favor" o "gracias" o "no, gracias") son universales y trascienden los códigos locales del microcosmos de la milonga. Que ante su invitación a bailar, lo mínimo que podía hacer esa chica era agregar "gracias" después de su "no". Que no pretendía que la chica aceptara su invitación, pero que al menos no lo tratara como un perro.

Milonguer@s y no milonguer@s, ¿ustedes qué opinan? ¿Tuvo razón esa chica en contestarle como le contestó y en considerar que le corresponde a él enterarse de antemano de las costumbres locales de la milonga? ¿O tuvo razón mi amigo en sentirse ofendido por su falta de modales y en hacérselo saber?
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martes, 7 de octubre de 2008

Life is complicated

Hoy fui a una práctica. Había un chico con el que siempre quiero bailar y nunca me saca. Como lo conozco un poco, al final de la práctica, me acerqué para despedirme y aproveché para preguntarle:
- ¿Alguna vez me vas a sacar?
- Mirá, ¿te puedo ser sincero?, me contestó, y me eché a temblar.
- Sí, claro.
- Bueno, resulta que una vez te saqué y me dijiste que no. A partir de ahí, nunca más te iba a sacar.
Tengo que reconocer que no guardo ningún recuerdo de ese episodio. Le puedo haber dicho que no por mil y unas razones. Entonces le dije:
- ¿Vos sabés que puede haber mil razones por las cuales te dije que no?
- Sí. Así como hay mil razones por las que no te iba a volver a sacar después de eso.
- Mmh... ¿Entonces nunca vamos a bailar juntos?
- La próxima vez, sacame vos.
- O sea que si la próxima vez te saco yo, ¿me vas a decir que sí?
- Sí, yo nunca le digo que no a una mujer. Por más que ella me haya dicho que no.
- ¿Y después me vas a volver a sacar vos?
- Si me sacás vos, sí, a partir de ahí, te volveré a sacar yo. Porque hay códigos, ¿entendés?
Entiendo.
La vida de la milonga es complicada...
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