jueves, 8 de diciembre de 2011

Frases de la milonga #4

Una noche, una amiga de la milonga sacó a bailar en la tanda de folclore a un conocido suyo. Se ve que al señor lo ahogaban la modestia y la humildad, porque contestó:

"Prefiero no bailar, porque yo cuando bailo, me posesiono mucho y no quisiera llamar tanto la atención".

Lo voy a pensar para la próxima vez que busque una excusa para rechazar la invitación de alguien...

Machado Juárez

lunes, 5 de diciembre de 2011

Mi vida por un par de zapatos de tango

Nunca he sido adicta a los zapatos. Nunca me he identificado con el estereotipo de la mujer que se desvive por un par de zapatos. Nunca he entendido la histeria de Carrie Bradshaw por Manolo Blahnik. Es más, antes de ver Sex and the City, nunca había oído hablar de ese buen señor...

Hasta que empecé a bailar tango, y a mirar con más detenimiento los zapatos de tango. Al principio, como lo expliqué en otra entrada, me compré zapatos más próximos a aparatos ortopédicos que a stilettos...

Y un día, llegué a esto:


El negocio de Comme il Faut no es un local a la calle, está ubicado al fondo de una calle interna muy parisina en Recoleta, en el primer piso de un edificio. No hay escaparates, no hay precios: hay que explicar lo que una quiere, y recibe atención personalizada, a veces no muy sonriente (reina un tipo de esnobismo que mucho no va conmigo). Las extranjeras se llevan zapatos de a diez pares, sabiendo que afuera, se venden al doble del precio porteño (que es el más caro del mercado).

Tengo que admitir que son increiblemente hermosos. Una línea, unos colores, unas formas inigualables. La marca es considerada, en el extranjero, como la crème de la crème de los zapatos de tango, los rolls royce de los calzados milongueros, buscados con la misma histeria que Carrie Bradshaw sus Blahnik.

Los usé hasta hacerlos añicos... aunque finalmente, me di cuenta de que no eran tan cómodos como bellos. Primero, son muy duros. El pie se cansa mucho. Además, para mí en todo caso, el taco es demasiado alto, unos 10 cm (aunque reconozco que esto es completamente subjetivo: hay mujeres con empeines pronunciados y que no se bajan de los 11 o 12 cm). Exacerba la línea de la pierna, eso sí. Pero castiga mucho a los juanetes.

Pero los usé, y los usé, y los usé. Y llegó la hora de reemplazarlos. Busqué mucho. Y finalmente, encontré mi felicidad: Silvia Alanís.

Además de ser un personaje, esta mujer hace los zapatos más cómodos que me haya puesto. Livianos, flexibles pero sólidos, y sobre todo, muy, muy confortables. Tiene diseños muy lindos, y aunque no haya tantas opciones como en Comme il Faut, esta emprendedora artesanal no tiene nada que envidiarle.

Me compré el par más vendido, de una línea muy sobria, apuntando a algo que pudiera ponerme con todos mis vestidos:


Ponerse zapatos Alanís es casi-casi como calzarse zapatillas, de lo cómodos que son. El taco, de 7 cm, es ampliamente suficiente. Y el diseño me parece sobrio, elegante y depurado. Flexibilidad de la suela, solidez del taco... ¿qué más se puede pedir?

Alanis
Diagonal Norte 936
Bulnes 1849