¿Qué hombre no ha sido, al menos alguna vez, rechazado a la hora de sacar a bailar a una mujer?
Son situaciones incómodas para ambos. Para el hombre, recibir ese "no", por más que venga acompañado por una sonrisa y un "gracias", es como una bofetada. Para la mujer, también es un momento de tensión desagradable. Situación evitada por el cabeceo, por supuesto. Pero estamos hablando de esas milongas en las que no se usa el cabeceo.
¿Pero por qué las mujeres decimos que no? En general, los hombres deducen dos cosas:
- no le gusta como bailo
- es una agrandada
En realidad, las razones pueden ser mucho más complejas y múltiples (aunque también pueden ser ésas, claro). Aquí van algunas (lista no exhaustiva):
- La mujer acaba de bailar una tanda de milonga o de lo que sea que la cansó. De Gavito si estuviera vivo para abajo, es probable que le diga que "no" a cualquiera que la saque en ese momento. Claro que siempre pasa la situación en que una mujer le dice que "no" a alguien porque está realmente cansada, y dos segundos después, ese alguien la ve bailar en la pista con otro. "¿Cómo? ¿No era que estaba cansada? ¡Me mintió!", pensara el pobre hombre rechazado.
Es que hay una realidad: a algunos bailarines no se les puede decir que no. No quiero citar nombres, pero a esos bailarines re-grossos (o que una considera re-grossos, esas cosas son muy, pero muy relativas), si les decís que no, no te volverán a sacar nunca más en su vida. Y si ese hombre nos saca, por más que estemos muertas de cansancio nos levantaremos como de una silla eyectable y en un santiamén estaremos dando vueltas en la pista entre sus brazos, y encima con una sonrisa de oreja a oreja, bajo la mirada azorada del que un instante antes había sido rechazado.
Es así. No hay vuelta que darle. Me ha sucedido muchas veces y volverá a suceder. Es una cuestión jerárquica. Si fuera común y corriente que las mujeres sacaran a bailar, yo sé que sería de las mujeres a las que un hombre diría que "no" con el argumento de que está cansado, pero que saldría a bailar con esa otra bailarina magnífica re-grossa sin el menor atisbo de vacilación y a pesar de estar extenuado. De hecho, como yo soy de las mujeres que sacan a bailar, me ha pasado, y más de una vez.
Tenemos que conocer nuestros propios límites. - Hace une hora que la mujer se ubicó estratégicamente cerca o en el ángulo de visión de ese bailarín con el que sueña bailar desde hace días/semanas/meses. Y está a punto de conseguirlo. Hubo algunas miradas, algunas señales de que ese bailarín está a punto de sacarla a bailar. Pero todavía no se definió nada. En eso viene Pirulo y le dice: "¿Bailás?". Si la mujer acepta, toda la estrategia elaborada durante una hora se le va al diablo. ¿Cómo explicárselo a ese hombre que con toda la buena voluntad del mundo la viene a sacar? ¿Cómo decirle: "Mirá, hace una hora que estoy esperando que me saque otro"? Más si el otro finalmente no la saca: humillación total. Para ella.
- A la mujer la acaban de pisar el pie con un taco aguja de 10 cm y lo tiene a la miseria. No, no siempre es una mentira. Allí volvemos a la situación del punto 1: a pesar de tener una herida profunda y sangrante, si viene el bailarín a sacarla, aquel al que no se puede decir que no, la mujer se olvidará inmediatamente de que se tiene que ir a aplicar urgentemente la antitetánica y saldrá con él a la pista con su mejor sonrisa y sin siquiera renguear aunque sea un poquito.
- A la mujer le gusta bailar con vos, pero no esa tanda. Vos con Pugliese la verdad que sos un tronco, te prefiere para un D'Arienzo. Fijate en qué estilo se siente más cómoda con vos: probablemente sea el estilo en que vos también te sientas más cómoda con ella.
- Tardaste algunas tandas en atreverte a sacarla porque no te animaste/bailaste con otras/lo que sea. Tandas que ella aprovechó para bailar con otros. Cuando llega el final de la noche y finalmente lograste juntar valor para sacarla, ella no solamente está exhausta, sino que encima está de mal humor porque no logró bailar con ese bailarín con el que soñó toda la noche con bailar, y encima quiere reservar sus últimas fuerzas por si finalmente ese bailarín se fija en ella. Lo más probable es que te rechace. Y es posible que dos minutos después, la veas bailar con ese bailarín y te vaya a dar una bronca fenomenal (también es posible que ella se quede con las ganas y la bronca porque no solamente ese bailarín no la sacó sino que además te dijo que no a vos).
Consejo: sacala al principio de la noche, cuando todavía está fresquita y no está ahorrando energías para bailar con ese bailarín. - Está charlando con sus amigas. El otro día me pasó: estaba conversando en una mesa, una de esas charlas de mujeres absolutamente ininterrumpibles (salvo por ese bailarín con el que soñamos bailar, obvio, y por nuestros amigos) y se acerca un hombre al que nunca había visto en mi vida para sacarme. Le dije lo más cordialmente que no, que estaba hablando, y se me quedó mirando como preguntando: "¿Y?" Y bueno, nada, estoy charlando, estás interrumpiendo. Con un amigo no pasa nada, pero con alguien que no conozco, me parece ligeramente desubicado.
- A lo mejor bailás como los dioses, pero es la primera vez que venís a esa milonga, o una de las primeras veces, o siempre venís pero ella es una distraída total y nunca se fijó en vos. Esa noche ya bailó con dos principiantes que le pisaron el pie y la chocaron con todo el mundo, no tiene ganas de volver a experimentar. Ella se lo pierde, pensarás. Es posible. Y quizás cuando te vea bailar con otra piense: "Nooooo.... Y yo le dije que no a ese chabóóón... Me quiero mataaaaar..." (típico...). Pero bueno, son cosas que pasan. Si para subsanar su error ella viene y te saca, siempre tendrás la posibilidad de vengarte y decirle que no a ella.
(tssss.... feo feo lo que acabás de hacer, ¿cómo es eso de que te querés vengar?). - Finalmente, volvemos al "no le gusta bailar con vos". Y sí, puede pasar. Puede que no bailes mal, puede que incluso bailes bien, pero que no tengas idea de cómo manejarte en la pista, que no respetes los códigos, y que la última vez que bailó con vos, terminó con una uña del dedo gordo del pie derecho arrancada, un pedazo de carne desgarrado por el boleo de una chica a la que te acercaste demasiado y un taco aguja clavado por el mismo motivo. En definitiva, no la cuidaste. Si te dice que no, es por defensa propia... Aprendé a respetar los códigos de la pista y volvé a invitarla.
Conclusión: hombres, ¡no (siempre) se ofendan cuando les decimos que no! Razones hay miles y no son siempre mentiras.
De hecho, probablemente me olvide de algunas otras razones por las que una chica puede rechazar a un hombre. Mujeres, si se acuerdan de otras, ¡por favor dejen un comentario!
Claro que los hombres también nos pueden criticar, no (siempre) somos perfectas...
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