Cuatro de la mañana. Salgo de la milonga. Hace frío. Camino dos cuadras para buscar un taxi. Aparece uno. Lo paro. Me subo. El chofer me pregunta:
- ¿Y? ¿Milongueaste mucho?.
- Lo suficiente. Pero... ¿cómo sabe que estaba en una milonga?
- Tenés olor a tango.
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