domingo, 18 de abril de 2010

Enganche

El otro día me tocó bailar con un chico bastante más alto que yo, y que vestía una corbata atada con una  elegante y fina pinza sobre su camisa oscura.

El tema es que como bailamos con un abrazo bien cerrado, su pinza se terminó enganchando con mi collar, dado que mi cuello le llegaba apenas a su pecho.

Cuando terminó el tango y nos quisimos separar, nos dimos cuenta de que estábamos enganchados el uno al otro.

Más allá de que no me molestó en lo más mínimo, puesto que me tocó un joven apuesto, divertido, inteligente y elegante, fue un placer escucharle decir:

"Sólo el tango tiene el poder de enganchar así a la gente".

Dedicated to A.

1 comentario:

Giorgio dijo...

A veces me sucede que bailo con alguna mujer atractiva dos o tres tangos de esos que uno no quiere que terminen nunca. Con eso me basta para salvar la milonga, y dos o tres dias despues todavia tengo esa mujer pegada a la mente,su cuerpo, su perfume, su abrazo. Lamentablemente nunca pude saber si a ellas les pasa algo parecido.-