Cuando los milongueros entran en su milonga favorita, cada uno tiene su ritual. Están los que entran sin mirar a nadie y van directo a su mesa. Los que se quedan en la puerta observando. Los que van a la barra y ven qué onda...
Yo también tengo mi ritual cuando llego a mi segundo hogar, La Viruta. Lo primero que hago es quedarme mirando la pista, antes de bajar los últimos escalones. Una mirada global, que abarca la totalidad del lugar, para ver cómo está la cosa, si hay mucha o poca gente, quién está bailando, si está complicada la circulación en la pista, si se están matando a golpes o si habrá espacio para unas buenas caminatas con pasos largos (hace unos meses habría dicho: para unos buenos boleos altos).
Los viernes y sábados en que el amo y maestro del lugar, Horacio P.B.T. Godoy, está en la consola de música en la parte delantera, primero voy a saludarlo, como se hace cuando alguien llega a un hogar y primero saluda al dueño de casa.
Luego, me voy por el lado izquierdo para ver cuál de mis amigos ha llegado y si me voy a poder meter en una mesa, porque yo nunca reservo mesa...
Entonces, empiezo a recorrer el costado izquierdo de la pista, caminando hacia la barra del fondo. A esta altura hay dos posibilidades: o mis amigos ya llegaron y lo primero que hago es saludarlos, poner mis cosas en su mesa, cambiarme los zapatos. O no llegaron (o todavía no los vi), y sigo mi recorrido hasta la barra del fondo, donde los miércoles, jueves y domingos está Horacio Godoy, y lo saludo a él, a los profesores que estén en la "mesa de profesores" y a la gente que conozca.
Luego, vuelvo a mirar la pista, esta vez desde la otra punta y para ver con quién tendré (o no) el gusto de bailar esa noche, me quedo un rato ahí y voy en busca de mis amigos.
Luego, me cambio los zapatos (porque, gente que no milonguea, está claro que ni los hombres ni las mujeres, por lo general, venimos con los zapatos de tango puestos, primero para no gastar la suela, y segundo porque, sobre todo para las mujeres, son extremadamente incómodos para la calle... ¿ya intentaron caminar trece cuadras con zapatos con un taco de 9 cm?).
Una vez que tengo los zapatos puestos, la noche de milonga puede empezar.
Y ustedes, ¿cuáles son sus rituales cuando llegan a su milonga favorita?
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4 comentarios:
Gracias por contarnos tus rituales! He pensado en los rituales que tengo antes de salir de casa, pero no lo que hago al llegar a la milonga.
Es difícil decidir entre mis dos milongas favoritas, y en las dos tengo rituales muy distintos. Mi novio organiza una, así que llego temprano con él. Entro saludando los otros organizadores, ayudando donde puedo, etc. Después de arreglar todo, mo pongo los zapatos y busco mi novio para bailar la primera tanda (a veces esperando hasta que él pueda dejar sus obligaciones).
Al llegar a mi otra milonga favorita, parece que entro sin rituales muy complicados ... saludo al dueño del restaurante en la cuál ocurre esta milonga, saludo a mis amigos, pido una copa de vino o algo así, y pongo los zapatos. La milonga es bastante pequeña y familiar - dejo con la mayoría de rituales porque no se puede sentarse lejos de la pista, ni tomar más de unos segundos para ver quien ha llegando.
Yo al llegar me ubico en una mesa, me pido algo para tomar y observo la pista.
Mentalmente voy armando la lista de potenciales "clientas".El mix ideal sería de un 70% de conocidas (lo que asegura un umbral mínimo en el nivel de baile) y un 30% de ignotas.
En este caso las observo bailar más detenidamente antes de mandar el cabezazo, de este modo evito clavarme.
Es curioso como uno va cambiando.Cuando empecé, apenas llegaba me tiraba de palomita a bailar.
Muchas gracias!
Mi ritual es mas o menos el mismo por todos lugares, pero hay variaciones: Entering the milonga (en ingles).
Para mi, el momento antes de la llegada es lo mejor :-)
Hola milonguera!
a mi milonga favorita suelo llegar ya con parte de mis amigos, asi que el ritual de saludos se reduce bastante. Aunque siempre el saludo obligado como tu dices es la "dueña del lugar" y personas que alli trabajan.
Me gusta mucho el momento antes de entrar ya que la música se oye desde la calle y conforme voy bajando las escaleras de la galeria (mi escuela y milonga preferida) imagino si habra mucha o poca gente...y como además suelo llegar prontito, siempre tenemos sitios para sentarnos, normalmente ubicados en la misma zona..cerca de la barra y el guardarropa, donde dejo mi bolso y abrigo.
Normalmente el entrar y ponerme los zapatos de baile es cuestión de 5 minutos, ya que siempre suena una tanda que quiero bailar...,que raro!
Los rituales de despedida son algo más largos ya que nos quedamos hablando tras la milonga un buen rato...para quedar para el próximo dia yasí si me despido de casi todo el mundo.
Un saludo!
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